Leyendo
la prensa internacional di con el siguiente titular del diario Guatemalteco
“Prensa Libre”: “Aborto y matrimonio gay
centran polémica en asamblea de OEA”.
El
contenido de la noticia, suscrita por Agencia ACAN-EFE (os indico el enlace: http://www.prensalibre.com/noticias/politica/Aborto-matrimonio-polemica-Asamblea-OEA_0_931706990.html)
invita a hacer una serie de reflexiones.
La
primera de ellas, y tirando de hemeroteca, me remonta al 28 de diciembre de
2009, cuando, en otro rotativo Guatemalteco (El Periódico) se publicaba el
siguiente titular: “Los gays podrán
formar familia en Guatemala El
presidente Álvaro Colom promete agilizar ley que permita matrimonios entre
personas del mismo sexo”. (http://www.elperiodico.com.gt/es/20091228/pais/130254/).
Si,
es cierto, la primera tentación que me alcanza es embarcarme en disquisiciones
relativas a las orientaciones políticas de determinados gobiernos de turno en
la zona, pero, el paso del tiempo, una realidad como la Centroamericana, y
sobre todo visto lo visto en estos casi 4 años que median entre uno y otro
titular, me hacen ver lo estéril de tan
desgastante como manido discurso. No puede negarse lo diferente de las formas
entre aquél Presidente y el actual: el “conservadurismo”, precisado de mayor
alarde de su moral, no duda en explicitar su postura, mientras que los que se
calificaban de “socialdemócratas” practicaron el arte de evitar la coincidencia
entre sus discursos y sus actos.
Lamentablemente
mi reflexión queda condenada a sumirme en la frustración: rechazo a quienes
imponen su moral groseramente y rechazo a quienes me engañan con pretendidos
alardes ideológicos que no ponen en práctica.
Otra
reflexión me lleva a pensar en la fuerza de quienes, “dueños de la verdad de la
fe”, promulgan y propugnan el respeto mutuo, por supuesto, siempre y cuando no
asomes pensamientos o actos que no comulguen en sus altares. Creedme, esta reflexión no me deja mejor sensación que la
anterior. ¿No ha sufrido ya bastante la humanidad por culpa de los dictadores
de la fe? ¿aprenderán a respetar otras ideas, otras formas de actuar y vivir,
la libertad del individuo en aspectos tan íntimos como su sexualidad?.
Sinceramente
no conozco a ninguna persona, que independientemente de su orientación, invite
a su fe a participar de sus experiencias sexuales.
Por
último, si reflexiono sobre las particularidades de la sociedad que motivan una
aceptación o rechazo generalizado o más o menos extendido ante cuestiones como
la de la libertad sexual, no me queda sino preguntarme hasta qué punto esa
sociedad es libre, hasta que punto está educada en principios básicos como los
de la convivencia, respeto mutuo,
tolerancia.
La
igualdad de la sociedad no supone homogeneizar la moral, el pensamiento o la
conducta de los individuos, eso es fascismo; la igualdad es igualdad de
oportunidades, igualdad de derechos y obligaciones, igualdad potencial.
No
me resigno a pensar como quienes afirman que “América” es “América”; en Francia
y Gran Bretaña hemos visto como auténticas hordas de sectarios ideológicos y
religiosos han hecho alarde de intransigencia en las calles en repulsa por los
proyectos de ley sobre matrimonio gay, algo no muy diferente al comportamiento
de la “Red Familia”. Eso sí, los
gobiernos de Europa conservan, aunque sea tímidamente, la capacidad de reafirmarse como demócratas,
y logran sacar adelante proyectos igualitarios como tales leyes; parece que en
Centroamérica, los gobiernos, secuestrados por su moral y la de grupos de
presión, que luchan por imponer a todos sus cánones, prefieren ceder ante éstos
en lugar de dar una oportunidad a los
derechos humanos y principio básicos de la democracia.
Continuaremos
con el anhelo de que la sociedad reaccione, de que lo gobernantes hagan por
merecer tal calificativo, y, necesariamente, seguiremos luchando por la
igualdad.
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